La Educación Inclusiva está de moda. Y eso en sí ya es un grave problema. Cuando lo “fashion”, lo “cool”, o lo económico entran en juego, por regla general salpican todo buen proyecto que nace de ideales nobles y mentes grandes.

Quiero preguntar a todos aquellos que educan, ¿por qué desean ser inclusivos? Esta pregunta también se las hago a mis amigos ecologistas, ¿por qué desean salvar delfines?

La Educación Inclusiva comienza con uno mismo. Comienza con maestros y profesores que estando al frente de un aula han aprendido a inter-incluirse ellos mismos. Esto no es fácil. Todos estamos condicionados por factores materiales y sociales. Sin embargo, con un enorme esfuerzo, el docente puede despojarse de condicionamientos exógenos que le permitan incluir su yo social (máscaras) con su yo interior (lo que realmente es). Esta inter-inclusión a nivel personal brinda mucha felicidad.

Sólo entonces, estaremos listos para incluir a los demás. Caso contrario, las Escuelas pueden alardear que son inclusivas cuando en realidad es puro “marketing”.

Viene el día en que todas las Escuelas serán inclusivas. Pero esto no llegará por la simpleza de aceptar en nuestras instituciones educativas a autistas, hiperactivos, discapacitados, etc. Esta inclusión se dará porque padres de familia, maestros y sociedad civil han trabajado duro en su interior por auto-incluirse en su “yo”. Al final, las instituciones educativas solo reflejan el interior colectivo del espacio social donde operan.

La inclusión en el aula solo será un primer paso. Luego vendrá la inclusión material, social, política, ecológica y cósmica. A decir verdad, viene el día en que todos nos daremos cuenta de que somos parte de un todo y no entes fragmentados cómo nos han hecho creer. Cuando ese día llegue, dejaremos de decir “todos” y “todas”, y nos daremos cuenta de que esa manera de hablar en sí, ya es excluyente.

Los artilugios lingüísticos no pueden sustituir el esfuerzo humano que debemos hacer en pos de la inter-inclusión. Mucho menos el rótulo: “Somos Educación Inclusiva”. Si entendemos esto, podemos comenzar a salvar delfines.

Por: Keneth Menjívar, Miembro del Consejo Directivo de la Escuela Alternativa #ÁrbolDeVida